Señorita, Jaimito me echó un polvo!

Jaimito estaba sentado en su pupitre en el aula y pacientemente desgranaba una tiza con la punta del compás.

Juntó los granos de tiza en la palma de su mano y los sopló para que le caigan en la cabeza de su compañera de adelante.

La compañera se quejó a la maestra: ¡Señorita, señorita, Jaimito me echó un polvo!


La maestra dijo: ¡Jaimito, portate bién!.

Y Jaimito siguió haciendo lo mismo hasta que la maestra se cansó, tomó una regla larga de madera que usaba de puntero y se acercó al asiento de Jaimito golpeándose la mano con dicha regla.

Maestra: A ver Jaimito, ¿te animás a echarme un polvo mi?





Jaimito: No señorita, usted está con la regla.